Los inicios de la expansión española en América

04.08.2012 14:15
La expansión española en suelo ameri­cano se realizó con una rapidez asom­brosa. En algo más de medio siglo los españoles exploraron y demarcaron gran parte de lo que había de ser su enorme imperio colonial; también en ese lapso llevaron a cabo la conquista de innume­rables pueblos, tanto de áreas margina­les, de escaso desarrollo cultural, como de las mismas zonas de la alta cultura.
Aun los estados más poderosos que entonces existían en el mundo ameri­cano (como el de los mexicas y el de los incas) cayeron bajo el dominio es­pañol durante la primera mitad del siglo XVI.
Las primeras fundaciones permanen­tes se hicieron en La Española, Isla que se convirtió en una especie de base de operaciones de quienes acometieron la conquista y colonización de otras islas del Caribe y de varias de las regiones cercanas de tierra firme. En La Españo­la, además, en la villa de Santo Domin­go, residieron las primeras autoridades de la colonia. De esa isla partieron, entre otras, la expedición que logró la conquista de Cuba y la que inició la con­quista de Puerto Rico. Los miembros de esta última expedición, yendo en pos de una mítica fuente cuyas aguas su­puestamente rejuvenecían a los hom­bres, descubrieron poco después la pe­nínsula de Florida. Desde La Española, también, se emprendió la ocupación de Jamaica y de las regiones de Centro-américa llamadas, en aquel entonces, Veragua, Darién y Castilla del Oro.
Algunas de las nuevas colonias se convirtieron,/a su vez, en focos de irra­diación del movimiento expansivo. Cuba, por ejemplo, fue él punto de partida de varias expediciones que entraron en con­tacto con los pueblos mesoamericanos, entre ellas la que logró la conquista del Estado mexica. Por otro lado, de la pro­vincia de Castilla del Oro, concretamen­te de la población de Panamá, salieron los expedicionarios que conquistaron el país de los incas.
Pese a que el mexica y el inca eran estados hegemónicos, es decir, que te­nían una posición de predominio en sus respectivos ámbitos geopolíticos, fueron sometidos con relativa facilidad. Esto fue posible debido a una serle de facto­res, entre los que podríamos mencionar la estrategia militar de los conquistado­res, los recursos bélicos con que conta­ban, de manera especial los caballos y las armas de fuego, y la habilidad con que supieron aprovechar las contradic­ciones internas de sus adversarios. Agreguemos a lo anterior el descon­cierto que en general provocó en los pueblos nativos de América la presencia de un contingente como el de los espa­ñoles, completamente extraño a las cul­turas aborígenes. Y, en efecto, tan aje­nos al pensamiento indígena resultaban los hombres venidos de Europa, que fre­cuentemente se !és llegó a considerar como seres divinos, como verdaderos dioses.